sábado, 3 de septiembre de 2011

Homenaje a Carlotto en el Normal 4

El día de hoy, unas 20 personas (entre profes y alumnos) del Federico García Lorca fuimos al Normal 4 al acto de homenaje a una de las abuelas de Plaza de Mayo.
Les cuento más o menos como fue, y les transmito una reflexión personal que me encantaría que se propagara por la escuela, porque debe tocar a varios de nosotros:
Una vez adentro de la escuela, se presentaron los alumnos de cada colegio presente. Eran en su mayoría secundarios, pero también había primarios. Hablaron 2 o 3 personas de cada escuela, contando más o menos como se trataba el tema de los derechos humanos y la dictadura en la escuela, si se hacían proyectos, trabajos o murales. Más tarde llegó Estela de Carlotto y nos habló de su rol en Abuelas, de que conocía a María Claudia Falcone, de cómo comenzaron a caminar por la plaza, de su hija… Luego, una nieta nos contó su caso, cómo recuperó su identidad, como afectó a su familia y a ella misma el hecho de ser hija de desaparecidos.
Estos relatos conmovedores se vieron mimetizados con videos de las actividades que habían hecho las escuelas en marco del proyecto “Jóvenes y memoria”. Finalizó todo luego de unas preguntas que le hicieron a esta señora de 80 años que sigue peleando por verdad y justicia. Le dieron algunos regalos y cerró todo al coro de “30.000 detenidos-desaparecidos presentes, ahora y siempre”.

Y ahora (así no los aburro) les transmito lo que me dejó esta experiencia: me hizo pensar en como a estos adolescentes se les arrebató la familia, la dignidad, los derechos, los sueños, los proyectos y hasta la vida. Nunca pudieron llegar a adultos, jamás van a llevar a sus hijos a la escuela, ya no van a envejecer junto a sus seres queridos. Pero dejaron algo muy importante: el espíritu de lucha. Tenemos que ser una juventud atenta, crítica, educada, porque a la gente que sabe lo que pasa no se la puede abusar. Investiguen, pregunten, cuestionen, escuchen, estén atentos, que la diversidad de ideas nos va a sacar adelante. Respetando a quien piensa diferente y escuchándonos mutuamente podemos hacer el país que queremos y que quizá ahora no estamos contentos o le cambiaríamos algo. Aprovechemos la oportunidad que les arrebataron a esos adolescentes. NOSOTROS podemos cambiar las cosas, podemos cambiar el estigma de “la juventud está perdida” ¡Porque es mentira! NO estamos perdidos, NO nos van a engañar, NO nos va a hacer creer que somos todos “ignorantes, irresponsables e irrespetuosos”. Hagámosle saber a los adultos que somos jóvenes con ideas y dispuestos a cambiar lo que está mal.

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